El negro tiene muchas connotaciones, pero en la moda lo vinculamos con la fuerza, la seguridad y la formalidad. Por lo general, denota elegancia, rebeldía, misterio y profesionalidad.
El blanco ilumina, ayuda a nuestra mente a concentrarse y contribuye a la organización. Me encanta porque es definitivo, totalmente reflexivo, despierta la apertura, el crecimiento y la creatividad. No puedes esconderte detrás de él, ya que lo amplifica todo a su paso.
Lo que el caracol nos enseña es que puede crecer desde adentro y proyectarse al exterior y que, en esa misión, no tiene otra maestra que su propia alma.