El ágata se considera una piedra de energía suave, conocida por aportar armonía y equilibrio. Fomenta la autoconfianza y la concentración y favorece el crecimiento espiritual, el amor y el coraje.
El blanco ilumina, ayuda a nuestra mente a concentrarse y contribuye a la organización. Me encanta porque es definitivo, totalmente reflexivo, despierta la apertura, el crecimiento y la creatividad. No puedes esconderte detrás de él, ya que lo amplifica todo a su paso.