El azul es el primero de los colores espirituales que ayudan al ser humano a trascender hacia dimensiones más elevadas. Es un color frío que transmite paz, tranquilidad y fe. Si te gusta meditar, este color te ayuda a conectarte con tu conciencia espiritual.
Lo que el caracol nos enseña es que puede crecer desde adentro y proyectarse al exterior y que, en esa misión, no tiene otra maestra que su propia alma.
Este dodecaedro te ayuda a estar conectado con tu maestro interno y al estar en esta conexión podemos pedir guía para saber que hacer por nosotros, por los demás o simplemente por un lugar. Incrementa enormemente los campos vibratorios.
Sin duda alguna, estos colores son los más positivos, ya que simbolizan la vitalidad y la energía positiva. Podríamos decir que se trata de los colores de la alegría.